Mariposas

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No hay jardines sin flores ni flores sin mariposas. Unas y otras se atraen, se acompañan en absoluta sincronización. El colorido estructural de estos habitantes del aire y de la tierra se complementan y  exaltan en paletas variadas de luces, brillos, matices.





Maestros del disfraz
Hay más de 160 mil especies conocidas que se dividen en ropalóceras (diurnas) y heteróceras (nocturnas). Pero todas cumplen con la misma misión: son polinizadoras por excelencia. En su búsqueda de nutrientes vuelan de flor en flor y transportan, así, el polen para la fecundación.

Presencia y ausencia
Las selvas subtropicales de Misiones y las yungas del noroeste argentino se constituyen en verdaderos edenes para las mariposas. Susceptibles a las modificaciones del entorno, están consideradas como indicadores biológicos de la calidad ambiental (al tener en cuenta la relación ausencia-presencia en determinado hábitat).

Jardín de mariposas
Al recrear ambientes propicios en los jardines, aun en los espacios acotados en grandes ciudades, se puede ayudar a salvaguardar la existencia de las mariposas.




Pueden cultivarse verbenas diversas, lantana, zinnia, cedrón, salvia, menta, níspero, margarita. También, plantas nativas pequeñas como las alverjillas (Vicia), alfalfa, tréboles de olor (Melilotus) y macachines (Oxalis), de aparición espontánea, son atractivos para mariposas de reducido porte.



Es importante tener en cuenta las plantas nutricias larvales. Se pueden cultivar: bandera española (Asclepias curassavica) y tasi (Araujia hortorum) para las monarcas; mburucuyá (Passiflora coerulea) para la espejitos; cítricos (limón, naranjo, mandarino, etc.) para las limoneras; flor de patito (Aristolochia fimbriata) para la viuda del monte; Aristolochia littoralis para la borde de oro; achiras para la achirera; sen del campo (Senna corymbosa) para varias especies de mariposas de coloración amarilla (Phoebis, Eurema, etc.); coronillo (Scutia buxifolia) para la bandera argentina (Morpho catenarius); chilca de olor (Eupatorium inulaefolium) para las perezosas. La duende de las sombras y la pintada del palmar (Pseudosarbia phoenicicola) se alimentan de hojas de palmeras; y en las gramíneas crían varias especies de alas parduscas (satíridos).




Cómo criarlas
Para iniciar la crianza de mariposas se pueden recolectar las orugas –gatas peludas, como se las conoce popularmente– y trasladarlas junto con las hojas o ramas. Deben colocarse de inmediato en agua para mantener su lozanía. El envase propicio es una suerte de "fiambrera" con tejido plástico o metal. A partir de aquí, los cuidados implican: reponer el follaje adecuado a diario y retirar las deposiciones para evitar patologías sanitarias.


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